Es utilizada en las lesiones premalignas, como las queratosis actínicas, y en tumores malignos, como el carcinoma basocelular superficial y la enfermedad de Bowen (carcinoma espinocelular in situ). También es utilizada en algunos tratamientos estéticos, sobre todo en personas con daño actínico (solar) importante. Esta técnica se puede combinar con otras técnicas quirúrgicas y médicas.

El dermatólogo indicará si es preciso hacer un cuidado antes de la intervención. Muchas veces será necesario realizar una biopsia cutánea antes y después del tratamiento. Siempre se explica la técnica realizada y los posibles efectos secundarios que pueden aparecer en cada caso.

Es un tratamiento que puede realizarse con anestesia local, aunque la mayoría de las veces no es necesario.

La técnica consiste en la aplicación de una crema en la lesión a tratar. Esta crema contiene habitualmente, entre otros ingredientes, 5-aminolevulínico o Metilaminolevulínico. Esta sustancia es captada con mayor intensidad (especificidad) por las células que tienen un índice de replicación mayor (células malignas) y, transcurridas tres horas se convierte en una sustancia llamada Protoporfirina IX y en otras sustancias fotosensibles (que reaccionan con la luz). Al poner en contacto la sustancia fotosensible con una fuente de luz visible de entre 590-650 nm (máxima absorción y penetración en tejidos) durante un corto periodo de tiempo se produce la destrucción de los tejidos malignos a través de radicales del oxígeno y otras reacciones químicas. Esto permite una destrucción de la lesión maligna respetando al máximo el tejido sano, de forma que se obtienen unos muy buenos resultados estéticos.

Existen unas posibles complicaciones, que dependen de la anestesia, del tipo de intervención y del propio paciente, que le serán explicadas en la consulta. Si bien dichas complicaciones son poco habituales, el paciente debe conocer cuáles son, entenderlas completamente y asumirlas mediante la firma del Consentimiento Informado, documento elaborado por el médico en el que se da una explicación de la intervención que se le va a practicar y de los riesgos que se pueden presentar a consecuencia de la misma.

Es un tratamiento que se realiza ambulatoriamente (sólo en un centro autorizado) y no necesita hospitalización.

El médico indicará qué tipo de cuidados posteriores a la intervención se deben realizar. Básicamente se aplicará una crema antiséptica y antiinflamatoria los primeros días, y una crema nutritiva durante el primer mes.

Los índices de curación son similares en los casos descritos a la cirugía convencional, siendo necesarios dos o tres tratamientos y teniendo la ventaja de no dejar cicatriz. Es uno de los tratamientos en oncología cutánea más cosméticos que existen. Después del tratamiento es posible efectuar un control histológico. La utilización de esta técnica es compleja y precisa un entrenamiento adecuado. Los resultados obtenidos dependen de cada paciente y deben ajustarse a la realidad.

La información de esta sección no sustituye la consulta a un especialista.

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